martes, 15 de julio de 2008

C'est la vie.

Estás a su lado. Lo sé. Ella puede escuchar tu respiración, sentir tus latidos y mirarte a los ojos. Yo no. Y probablemente nunca llegue a hacerlo. No puedo intentar alcanzar algo que está tan alejado de mí, eso sólo provocaría otra rotura de corazón innecesaria, pero, ¿y si no es innecesaria? Parece que dentro de mí hay un impulso hacia el fracaso amoroso, paraece que estoy predestinada a hacerlo, y si fuese así, no debería esforzarme en intentar cambiarlo.
Pero siento en mí que tú eres diferente, que serás la excepción y que no me harás tanto daño como otros. Aunque sé que esto jamás podré saberlo ya que no eres mío, y sin embargo, nunca me ha gustado tanto tanto tener algo que está tan lejos de mi alcance.

martes, 1 de julio de 2008

Decide.

Miradas fugaces. Corazones nerviosos. Paso a tu lado y sigo mirando al frente. He decidido ignorarte por esta vez, pero me es imposible, así que vuelvo ligeramente mi vista a la tuya, posada en mí, noto cómo la sangre de esos incesantes latidos, que temo que escuches, suben hasta mi cara y me enrojecen por completo.

Esto es un día contigo.
O bueno, mejor dicho, es un
de tiempo en tiempo contigo.
Porque no siempre puedo estar cerca de ti, aunque ahora que me doy cuenta,
¿cuándo he estado yo cerca de ti? Esas miradas me acercan hasta ti como no lo hace un beso o un susurro al oído, o incluso un abrazo, pero son insuficientes.
No sirven.
Ya no.
He esperado demasiado tiempo para que te des cuenta, y ahora que lo has hecho, no te atreves.
¿Y qué conseguirás con esto?
Perderme. Y lo harás para siempre.
Aquella vez, hace ya mucho tiempo, cuando yo aún era una niña y tú un muchacho lleno de soberbia, creíste ver lo que ahora sí ves.
Eso nunca sucedió, pero reconozco que resultabas interesante, aun lleno de toda esa arrogancia propia de aquella tonta edad.

Y sin embargo, ahora que han pasado los años, no te atreves.
Sé por qué lo haces, y no te culpo, pero en esta vida, hay que atreverse a amar, pese a que todo lo que necesitas como apoyo, esté contra nosotros.

Esto no es una carta de amor, tampoco es un ultimátum,
es una declaración de mis intenciones. Siempre he sido muy valiente pero esta vez si tú no haces nada, yo tampoco lo haré.

Todo está en tu mano.
Decide.