sábado, 3 de enero de 2009

Shhh the silence tell me all that i need to know.


SHHH, THE SILENCE TELL ME ALL THAT I NEED TO KNOW.

Y el silencio lo dijo todo. Todo lo que ella necesitaba saber y él no se atrevía a decir. Todo lo que en aquellos años nadie murmuró, siquiera susurró.
Una ardua conversación entre miradas que nadie vio, una leve sonrisa sobre el rostro de ambos, disfrazada de un gesto de arrogancia e indiferencia. Cuando por fin la altísima figura de él se acercó tambaleante hacia ella, se agachó lentamente, con la excusa de la falta de sobriedad, besó su cuello, levemente, como siempre esperó ella; una sonrisa inundó su rostro mientras que su mano alejaba el rostro de él de su cuello.
Se hizo de nuevo el silencio. Él confuso, ella algo arrepentida, él se preguntaba qué había significado eso, y ella que debía haberle dejado que la besara. Ambos negociaron consigo mismos un encuentro fortuito, o bueno, eso debía parecer.
Al día siguiente del incidente en la oscuridad iluminada, ambos se dirigieron al mismo lugar: A lo alto del mundo, donde nadie, ni siquiera la más absoluta soledad, el menor indicio de que hubiese vida allí arriba, pudiese alcanzarles.
Sus figuras se fueron acercando poco a poco, en la cima de allá arriba, ella le miro, él la ignoró, algo picara, con aquella sonrisa que siempre había soñado dirigirle, cogió el rostro de aquel con el que tanto soñó entre sus manos, y le besó en la comisura de la boca. Éste, compungid o recorrió cada rasgo del rostro de ella, levemente, con toda la suavidad que podía haber en esos dedos.
Tras ese íntimo momento, se miraron, con unos ojos que demostraron todo el dolor que había en cada par. Ambos, con lagrimas, después de todo el sufrimiento, pena, vergüenza, ansiedad, amor, frío, melancolía de esos besos que nunca se dieron, se reflejaron los unos en los otros por primera vez, y con esto, la felicidad llegó primero a sus rostros, más tarde a su propia alma, que ahora había encontrado una compañera perfecta para vivir unos recuerdos, que al fin se hacían realidad, que antes solo habían estado en la mente de ambos, y que después de todo, complementarían los unos a los otros.