domingo, 13 de noviembre de 2011

Frustración.



Ese horrible momento en el que dejé de pensar y me limité a sentir, dejarme llevar, fue el que ha provocado esta hecatombe. Ese estúpido segundo en el que mi muro, trabajado con la roca más dura del mundo, empezó a desmoronarse. Noté en mí de nuevo la debilidad, la falta de control, la euforia desinhibida, la inocencia, la estupidez.
¿Resultados? La roca se ha agrietado, con un suave golpe se hará pedazos, no será nada y tendré que encontrar una nueva, no sé si mejorada, pero una que me haga poder levantar de nuevo los cimientos de mi fortaleza emocional, de mi templanza, mi tranquilidad. Volved.